CURSO INICIAL
TIC’S
Profesor: Pablo Casal
En la primera parte de este texto, nos proponemos efectuar un repaso del proceso a través del cual las tic’s se han ido constituyendo en un elemento de especial relevancia a la hora de pensar las transformaciones de la realidad educativa.
En la segunda parte, vamos a profundizar sobre aquellos aspectos de las tic’s que pueden aportar a la formación de los futuros docentes, de acuerdo a las características institucionales dentro de las cuales se llevará adelante la experiencia educativa.
Para terminar, se planteará una actividad que involucre la problemática de las tic´s en relación a la educación, con el fin de aplicar algunos de los elementos aportados por el texto.
Las tic’s como problemática transversal en la formación docente
Siguiendo a Jorge Huergo,[1] vamos a trazar tres caminos que podemos tomar para pensar la relación entre tic’s y educación: el de las ilusiones, el de los desencantos y el de los desafíos.
1. Las ilusiones tecno-utópicas se sostienen en la creencia de que las nuevas tecnologías estarían viniendo a renovar el paisaje escolar y a alterar los viejos procesos de escolarización. Desde esta perspectiva, los avances tecnológicos traerían para la humanidad una comunicación más armoniosa y un mundo mejor, mientras que su uso en la escuela acarrearía una educación más eficiente y, por lo tanto, una mejoría de calidad. La incorporación de tic’s a la escuela –se dice-podría revitalizarla, contribuyendo a superar la crisis por la que esta institución atraviesa.
Esta tendencia insiste en recurrir a las nuevas tecnologías para desarrollar innovaciones en los métodos y las técnicas de enseñanza. Sin embargo la búsqueda de una mayor transparencia en la comunicación escolar y una des-dramatización de la relación educativa, al ubicar al educando frente a la máquina y el programa, ha encontrado su límite. Lograr claridad genera tranquilidad y proporciona la seguridad de brindar certezas. Pero tener las cosas claras obstaculiza la búsqueda de interpretaciones distintas a las dominantes, a la vez que margina o silencia algunas actitudes del intelecto como son la confusión, el interrogante, la curiosidad frente a lo desconocido y la imaginación.
El utópico «contrato» o «acuerdo» al que se llegaría en base a las técnicas de transmisión informativa no ha generado una mayor humanización de las relaciones, los encuentros ni la comunicación. Lejos de la armonía esperada, nos enfrentamos -más bien-, con el límite impuesto por la violencia, el miedo y el aislamiento que estos medios suelen provocar.
Lo mismo ha ocurrido con los proyectos sostenidos en el mandato neoliberal de «tecnificar la escuela» para «hacer más rápido» a través de la introducción de tic’s en el quehacer educativo. La obsesión por la velocidad que exige de la educación cambios acelerados para no verse rezagada respecto a la revolución científico-técnica, ha contribuido al desfallecimiento de la reflexión como una actividad lenta y complicada frente a una realidad que se impone de manera incuestionable.
Además, la pretensión de incidir en el logro de competencias supuestamente imprescindibles para acceder al nuevo mundo del trabajo e incluirse en la sociedad actual a través de la alfabetización digital, se contradice con las condiciones de segmentación e injusticia social en que esa alfabetización se produce, multiplicando situaciones de analfabetismo (ya no sólo lingüístico, sino también tecnológico), exclusión social, selectividad e inequidad educativa.
2. Los desencantos respecto a las tic’s en educación aparecen frente a la pobre evaluación de experiencias con utilización de computadoras en situaciones educativas. Los programas (software) utilizados están centrados en la repetición. Incluso los CD Rom más usados hacen las veces de un «libro en pantalla». Pareciera que la informática hubiese llegado sólo a «encajar» dentro de la estructura existente en la escuela, como si bastara con su incorporación para que su sola presencia produjera efectos mágicos. Así, los esfuerzos por «tecnificar la educación» no han hecho más que exacerbar la escolarización hasta invertir su sentido por el de «escolarizar la tecnología», reproduciendo y reforzando justamente aquello que (entre otras cosas) ha puesto en crisis a la escuela.
La pretensión de conservar y reforzar la lógica escolar a través de las tic’s mantiene intocado el esquema disciplinario de transmisión de conocimientos. Una autoridad en la materia, como lo es el norteamericano Clifton Chadwick, informa que luego de varios años del uso de computadoras Apple en las escuelas de su país (con el importante gasto que esto significó), los puntajes en pruebas indicaron que los alumnos estaban logrando similares resultados tanto con las computadoras como sin ellas, y que los pocos que alcanzaban significativas mejoras, las hubiesen alcanzado del mismo modo sin las computadoras.
No obstante, una de las representaciones futurológicas acerca del salón de clases sostiene que ya no se trataría de un escenario con el docente parado frente a sus alumnos a la manera tradicional, sino que la estructura del aula también se vería afectada. El aula del futuro tendría forma de círculo, de modo que el docente a través de un pizarrón electrónico podría guiar la clase ocupando un lugar central en este espacio. Cumpliría el papel de un asistente virtual estableciendo nuevos vínculos con sus alumnos. Por su parte, los estudiantes estarían conectados a un sistema de red que los comunicaría entre sí y con su docente. El proceso educativo se vería completo con el uso de novedosos software educativos. Aun así, la mayoría de estos software provienen de Israel y Estados Unidos y están orientados al mercado estadounidense y traducidos al español; con lo que el peligro pasaría por convertir la escolarización en una especie de trasplante estereotipado de lo producido para otros contextos, que no tomarían en cuenta las condiciones concretas de nuestra sociedad.
Por otra parte, en algunas experiencias de educación con tic’s, el aula virtual se organiza según grupos de usuarios de distinto nivel: alumnos, tutores, docentes, coordinadores pedagógicos, autoridades de gestión. En el aula virtual hay espacios para «avisos de los profesores» (clases), para un «foro abierto» (donde interactúan los alumnos) y para «debates». Lo significativo es que a mayor jerarquía, existe mayor posibilidad de entrar y mirar lo que se produce en los espacios virtuales inferiores. De modo que la escolarización como disciplinamiento llega a niveles impensados en cuanto a las posibilidades de vigilancia y control en desmedro de la autonomía.
El error se encuentra posiblemente en pensar que porque los medios tecnológicos están allí todos tenemos que utilizarlos sin tener en cuenta la pregunta por los desafíos o provocaciones a la escuela y por las respuestas pedagógicas frente a la transformación en curso.
La crisis de la escuela
Antes de avanzar sobre el desafío que supone pensar modos alternativo de relación entre educación y tic’s, abriremos un paréntesis para detenernos un momento sobre la cuestión de la crisis institucional por la que atraviesa la escuela en la actualidad.
Según Ignacio Lewkowicz,[2] los medios de comunicación, las tic’s y la creciente masa de flujos informáticos que circulan a través de los mismos, constituyen uno de los factores de mayor relevancia por el cual se explica el desarreglo de la lógica escolar. La experiencia contemporánea –nos informa el autor- transcurre eminentemente en un medio fluido. En este contexto las instituciones como la escuela pierden una forma definida, se desordenan, se fragmentan y pierden solidez.
Una imagen del medio fluido en el que nos encontramos se podría dar en términos de velocidades. Se suele decir que la era actual es la era de la velocidad. Esto no quiere decir de la “alta velocidad” sino de la dispersión de velocidades. Un medio sólido se caracterizaba por el acople o la solidaridad de las velocidades de los cuerpos que lo componían. En un medio sólido –como aquel en donde la escuela solía funcionar- sus componentes se movían con igual velocidad. Si una institución tenía una velocidad, todos los cuerpos que la componían también tenían la misma velocidad, lo que les permitía encontrarse para actuar de manera interdependiente.
Nada semejante acontece en medio fluido. Las condiciones de encuentro dejan de estar garantizadas, porque en un medio fluido, cada cuerpo adquiere -en cada instante-, su propia velocidad. Si lo característico del medio es el diferencial de velocidad permanente entre cuerpos, cualquier tipo de cohesión se dificulta. En un continuo de velocidades diferenciales -no sólo en tiempo sino también en dirección y en sentido- se suceden los choques. Así, cada cuerpo tiene en cada instante la velocidad que resulta de los choques inmediatamente anteriores. Por otra parte, en la medida en que los términos son efecto del instante anterior y de los choques, ninguna configuración previa los prepara adecuadamente para el choque que está por sobrevenir. Más que al encuentro, la tendencia es al encontronazo.
Si dentro del medio sólido dibujábamos una serie de cuerpos rectangulares que se acoplaban entre sí, los cuerpos que dibujamos en medio fluido tienen formas heterogéneas que a su vez resultan de los impactos con otras figuras. Es decir, que ni la velocidad ni la forma las preparan para un acople. En medio fluido, los cuerpos se relacionan unos con otros sin que ningún marco provea estabilidad, prediga los encuentros o estabilice las condiciones.
Por este motivo, los encuentros en condiciones contemporáneas no son entre A y B, como términos articulados dentro de un mismo alfabeto; sino entre A y β, sin articulación alguna. ¿Cómo hacen A y β para relacionarse? Recordemos que A y β tienen distintas velocidades, formas heterogéneas y se vinculan directamente en el instante del encuentro. Ahora bien, si han chocado es porque algo en común pueden tener. Esto no quiere decir que lo tengan, sino que pueden tenerlo a condición de que encuentren la manera de enlazarse.
La hipótesis es que entre A y β se pueden poner las tic’s. Pero no de cualquier manera, sino de un modo que habilite el enlace entre los cuerpos que se encuentran en la escuela.
Los desafíos
3. Dicho esto, volvamos ahora a pensar los desafíos ante los cuales nos encontramos. Habíamos dicho que la cuestión no pasaba por modernizar el paisaje de las escuelas con aparatos sofisticados, sino por empezar a visualizar otros modos de comunicación en los espacios educativos y, también por imaginar los enlaces que permitan esas nuevas formas de comunicación. El soporte de dichos enlaces no se encuentra en las tic’s por sí misma, sino en diversos hilos entretejidos a lo largo del tiempo en la trama de una tradición alternativa de comunicación en educación. Entre otras posibles trayectorias el desafío pasa por retomar creativamente dos de los hilos que conforman esta tradición:
El primer hilo alude a la recreación del periódico escolar de Celestine Freinet, a partir de las posibilidades brindadas por Internet y las redes virtuales. Este autor propone pensar la educación en íntima relación con las posibilidades de expresión e intercambio con un interlocutor, sin censura ni correcciones. Dicho intercambio se realizaba a partir de la introducción de un medio de comunicación en la escuela; en este caso, la imprenta a través de la cual, los alumnos escribían un periódico escolar en el que trataban temas de su propio contexto, produciendo conocimiento local. El periódico escolar, entonces, no era una actividad complementaria o una mera innovación en las formas de dar clases, sino una instancia que recuperaba la realidad escrita en sus páginas
Luego, el periódico se intercambiaba con los periódicos producidos en otras escuelas, a través de una red de diálogo a la distancia denominada correspondencia interescolar motivada. Hablamos, entonces, de una educación democrática mediada tecnológicamente, que tenía en cuenta la necesidad de una comunicación fuerte y densa, cuya textura era la realidad histórico-cultural y el conflicto social del contexto local. El conocimiento de lo concreto, entonces era el primer requisito para escribir la página. Además de propiciar prácticas de autoría donde los alumnos revalorizaban la experiencia, la expresión personal y la construcción grupal de conocimientos, de lo que se trataba era –como decía Ferinet- de «escribir para ser leídos».
En este sentido, las tic’s pueden ofrecen estimulantes posibilidades para renovar el proceso educativo; especialmente respecto a lo que en Internet suele denominarse como software social, cuyo fin es disponer los mejores ambientes y experiencias sociales para la constitución de una red virtual de interlocución (por ejemplo: foros, weblogs, wikis, entornos de chat, sistemas de mensajería instantánea, entre otras herramientas).
Escribir para ser leídos implica hoy leer críticamente, que también es una aspiración por narrarnos a partir de las propias experiencias, dejando un testimonio que permita rememorar el proceso realizado. La posibilidad de construir un hipertexto a partir de los «enlaces» (links) que enmarcan la conexión virtual tendría que apuntar a producir una red donde cada «sitio» (website) nombre virtualmente un «cuerpo real», un cuerpo concreto con sus condiciones materiales de orden histórico, geográfico, sociocultural, económico y educativo. Una acumulación narrativa, con su lenguaje de crítica y de esperanza.
El segundo hilo se refiere al rescate del diálogo en Paulo Freire, quien en oposición al modo de transmisión escolar de los saberes en el cual el educador elabora comunicados para ser depositados en la memoria de sus alumnos (educación bancaria), apunta a instaurar el diálogo como estrategia fundamental de la comunicación en la educación. Se opone así, al anti-diálogo de elaborar comunicados para el otro y no con el otro.
Según el autor, diálogo significa encuentro de los hombres, mediatizados por el mundo, para pronunciarlo y erradicar de esta manera al analfabetismo, en el sentido de los hombres que son impedidos de decir su propia palabra. De esta manera, pronunciar el mundo posibilita la articulación de un encuentro entre los hombres para reflexionar y actuar sobre él, en un proceso de transformación liberadora (praxis).
Las tic’s tienen que estar al servicio de este proceso, lo cual supone abandonar la ilusión de una comunicación para la educación que sea armónica y transparente, y asumir el diálogo como instancia opaca y conflictiva a partir de la cual dicho proceso de reflexión-acción puede impulsarse hacia delante. En este sentido, ¿no deberían las tic’s constituirse en objetos desafiantes para problematizar la realidad en la cual vivimos, para buscar transformarla a través de una praxis que devuelva a los hombres su derecho a decir lo que viven, sufren y sueñan?
El sitio Web del Instituto
Tomemos el caso del sitio Web del Instituto.[3] Basándonos en el Manual del usuario,[4] podemos decir que el mismo fue creado para ofrecer información a través de herramientas tecnológicas de consulta, agrupando en una misma red a los Institutos Superiores de Formación Docente y Técnica de todo el país. Por este medio, la plataforma educativa busca generar una comunicación más fluida, haciendo públicas noticias, novedades e información de interés; borrando limitaciones de tiempo y espacio; y congregando a alumnos y profesores en un mismo espacio virtual.
La plataforma ofrece básicamente dos o tres instancias bien diferenciadas. La página de inicio -que podemos asociar a lo que suele denominarse como web educativa 1.0- ofrece información de la institución clasificada en distintas secciones, entre las cuales se destacan Noticias del Instituto, información sobre Inscripciones a los distintos Profesorados, Eventos, etc. Además, desde la página principal se puede acceder a una serie de herramientas y enlaces opcionales. Cuenta con un buscador de términos, que al escribir alguna palabra en su campo realiza una búsqueda de la misma, y ofrece las opciones que se detectan al respecto dentro del propio sitio web. También cuenta con un formulario de contacto para que el visitante pueda ponerse en comunicación con el administrador del sitio. Finalmente, brinda acceso directo a diferentes enlaces de interés, tanto dentro como fuera de la plataforma.
Entre los enlaces más destacados dentro de la plataforma cabe mencionar al Blog[5] y al Campus virtual,[6] cuyas herramientas y aplicaciones son del tipo que podría llegar mejorar las posibilidades de diálogo y colaboración, acercándonos a lo que se suele denominar como web educativa 2.0. A diferencia de la web 1.0 con sus clásicas páginas de sólo lectura administradas por un especialista, la web 2.0 permite participar a todos los usuarios, creando, compartiendo contenidos e interactuando con otros de manera activa.
Tanto el Blog como el Campus podrían virtualmente ayudar a complementar, mejorar y añadir nuevas dimensiones a las prácticas escolares. En un documento del CNICE, publicado en el propio Blog del Instituto, se puede leer que: “desde el punto de vista educativo, (estas tecnologías) permiten crear un espacio de trabajo colaborativo y participativo, rompiendo así la jerarquización y la unidireccionalidad del aprendizaje. Se supera el espacio reducido del aula donde se había desarrollado hasta ahora la educación posibilitando la idea de la escuela en Internet. Favorecen un tipo de aprendizaje colaborativo donde el conocimiento se construye entre todos los participantes y donde los profesores y los alumnos adoptan nuevos roles”.[7]
No obstante, cabe recordar que el hecho de recurrir a estas herramientas no garantiza una integración adecuada de las tic’s en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por eso, lo que tenemos que pensar es de qué manera aprovecharlas para facilitar el diálogo, la colaboración y constitución de redes de intercambio. Y esto supone aportar al proceso de reflexión y organización permanentes de cada proyecto que se emprenda en el ámbito educativo, innovando no sólo en lo técnico, sino también en lo metodológico y pedagógico.
Teniendo en cuenta que el sitio Web del Instituto se encuentra en pleno proceso de construcción, se solicita el aporte de sugerencias que contribuyan a su mejora en el sentido propuesto más arriba.
[1] Huergo, Jorge (1999). “Tecnologías y educación. Interrogaciones desde la trama entre cultura y política”, en Revista Razón y Palabra N° 16, Proyecto Internet del ITESM Campus Estado de México.
[2] Lewkowicz, Ignacio (2003). “De la ventana a los vínculos. Software para la colaboración entre organizaciones”, ponencia presentada en el Taller de software libre y organizaciones de la sociedad civil, Concepción, Chile.
[5] Un blog es un formato de publicación web, personal o colectivo, que facilita el posteo de contenidos por parte de cualquier usuario. Todas sus entradas invitan al diálogo porque los usuarios que lo visitan disponen de un espacio para comentar. Es decir que permiten pasar de la mera lectura a la posibilidad de combinar lectura y escritura.
[6] Un campus es una especie de aula virtual organizada según grupos de usuarios de distinto nivel: alumnos, docentes, cátedras, etc. En el aula virtual hay espacios para «avisos de los profesores» (clases, bibliografía), para un «foro abierto» (donde interactúan los alumnos) y para «debates».